martes, 6 de diciembre de 2011

El camino de la vida

Bueno chicos. Quiero pediros perdón porque hacía ya un mes y pico que no actualizaba el blog. Otro día os cuenta la razón si me acuerdo. Hoy os voy a contar algo que me ha pasado en este día de San Nicolas de Barí. 

Por cabeconería y por envidia hoy he tenido un gran encuentro conmigo mismo, con Dios y con el mundo. Me fui al Restaurante el Pinal que esta a más de 10 km andando de mi casa a las cuatro de la tarde para llegar a la fiesta porque yo cuando digo que hago algo lo hago realmente. 

Con el móvil en una mano y el polo de la AJSN en la otra miré el autobús que me dejaba más cerca pero tardaba mucho en llegar y cogí otro que me dejaba lejos, pero bueno que mas da luego enlazaría y así no estaba sin hacer nada. Sin embargo, en la tarjeta del autobús no me quedaba más saldo para luego enlazar. 

En ese camino que duro entre dos y tres horas a pie aprendí mucho de la vida, mucho más de lo que llevo meditando desde que estoy en Gijón. Durante este camino llevé un guía clara y contundente como fue el gps en el móvil. En esta etapa el viaje fue ligero y ameno e incluso llegué a conocer y a atravesar lugares nuevos como el camping de Deva de Gijón.

En este punto el camino se truncó. El gps me mandaba por un lugar que yo dudaba y no tenía claro, mientras la batería del móvil-gps se acaba. Tome una decisión entonces. No me dejé llevar por la primera dificultad. Volví de nuevo al inicio del Camping, a la espera de preguntar a alguno de los trabajadores. Dios entonces me mandó la primera ayuda: un grupo de personas que caminaban. Me advirtieron que el camino iba a ser duro, lento y fatigoso. En cambio yo negué la mayor y continué andando. 

Sabía donde me dirigía al Alto Infanzón y para allá me fui por una carretera nacional de dos carriles cuando el sol estaba oscureciendo y además la carretera nada más que tenía que curvas. Temiendo porque algún coche me llevará por delante y con los pitidos de los vehículos subí como un hombre la montaña. Llegué entones a ese lugar llamado Alto Infanzón. Continué caminando recto en dirección Cementerio Deva hasta que volví a preguntar cual era la carretera del cementerio. 

En ese trozo de carretera tuve miedo y muchos momentos en los que paraba a mirar si había alguien en las casas que me pudiera indicar o si podía parar algún coche. Entonces invocando a San Nicolas, a Dios y a la Virgen María y pidiéndoles encarecidamente que me mostraran el camino apareció el bus de emtusa número 25, aquél que debía coger, Supe entonces que iba en el camino adecuado. No obstante volvía preguntar en un par de casas más por si acaso, la contestación era siempre la misma a 2 km ya llegué. Pero hoy hubo muchos 2 km. 

Llegué al punto crítico debía dejar la carretera al Cementerio para pasar a la desviación a Peón. Aquí fue donde vino realmente la prueba que Dios me ha puesto hoy. Pregunté entonces al iniciar esta etapa y me dijeron esta a 2 km. Otra vez mentira. 

En este tramo, creía que me quedaba realmente allí. No tenía batería en el móvil. Estaba oscuro y hacía frío. Era un camino angosto y complicado con muchas curvas y con los coches rozándome a toda velocidad. Creía que no iba a llegar. No podía preguntar a nadie. Debía hacer mi particular fiat, como el que hizó María al ángel enviado por el Señor a anunciarle el nacimiento del Mesías del mundo, esto implicaba continuar caminando sin saber bien por donde iba y si era la carretera que me llegaba al puerto que yo quería. De nuevo imploré a Dios ayuda y continué a la espera de su respuesta, 

Al final obtuve esa respuesta a la derecha apareció magestuoso y brillante el Restaurante el Pinal. Eso sí todo hay que decirlo con cuatro horas de retraso. Eran las siete y pretendía llegar a las tres. 

En la vida, hay veces que tenemos una guía que nos dice exactamente lo que tenemos que hacer. Pero esa guía no es concluyente y debemos, por tanto, picar en muchas puertas y pedir ayuda para terminar. Con el tiempo, creemos que nos hemos equivocado y no sabemos por donde continuar pues ya hemos acabado la guía y las ayudas. Lo único que nos queda es confiar en cumplir nuestro objetivo y que el de arriba nos guie. Al principio nos manda señales que nos dicen por donde debemos ir, pero al final todo está bajo nuestra responsabilidad y decisión. Finalmente, con nuestra firme confianza en Él llegamos a alcanzar nuestro objetivo y pasar un rato estupendo con algunas de las mejores personas que he conocido. 

GRACIAS. 

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