miércoles, 15 de febrero de 2012

Aprender a base de bien...

Hola chicos hoy vuelvo a vosotros con una nueva entrada y es que es cierto eso que dicen que cuánto menos tienes que hacer menos haces, porque anda que no me estoy volviendo vago ni nada todo el día delante de la pantalla del ordenador en las redes sociales o en la parroquia haciendo cosas o haciendo que hago cosas, pero bueno dentro de poco cambiaré esta última, cuando acabé carnaval, con la sede del pp de gijón de cara a la campaña electoral del próximo 25 de marzo. 

Es imposible creer lo que ayer aprendí con un sólo vídeo. Me dí cuenta y reconocí la bondad, la felicidad y la importancia de esas personas y lo que yo significo para ellos,  a pesar de todo lo que he hecho. Ayer le comentaba a una amiga que últimamente, más o menos desde navidades, lo único que hago es darme de ostias y es que ya sabéis que a mí a cabezón no me gana nadie. Se trata de tortas que te da la vida y que me están haciendo madurar, cambiar y replantearme muchas circunstancias, características y rasgos de mí vida. Llevo prácticamente dos meses sin hacer nada en concreto con mi vida, pero os puedo asegurar que en este tiempo he aprendido valiosas lecciones acerca de la vida que el tiempo me hará poner por práctica. 

En ese vídeo, encontré la felicidad en la mirada de las personas. Caí en la cuenta de que todo lo realizado había sido por pura envidia y egoísmo, disfrazados de buena fe y de apoyo al otro. Me pregunto por qué de una vez por todas no dejaré de meterme en los asuntos de los demás y de pensar en sus vidas, para centrarme en mis propios asuntos. No digo pasar de todo y hacer como si nada me importará, sino todo lo contrario darme cuenta de que tengo gente hay al lado mío que esta disponible para casi cualquier cosa y para la que yo debo mostrarme siempre atento y generoso, pues mutuamente creo que nos podíamos haber dado una patada en el culo aunque ellos tengan más razones que yo. 

Me preguntaréis y entonces por qué coño actúas así. Tengo varias razones que vienen a defender esta postura. La primera y la más fundamental es mi afán de protagonismo que me supera cada día más y que hace que haga las mayores locuras y gilipoyeces. La segunda razón, derivada de ésta, es que me considero en muchas ocasiones a mí mismo como una mierda que no tiene nada que contar o aportar al grupo. Me construyo mi propia coraza creyendo que sólo soy importante si digievoluciono o monto el cisco porque sólo entonces se está pendiente de mí. En caso contrario, nada digo ni comento, pues que he de decir yo de mi vida si me paso el día metido en casa encerrado en mí mismo y en mis cosas y cuando salgo nada más que hago que cagarla. Creo que si no se habla de mí, si no se me considera, si no se me tiene en cuenta es que no sirvo o no valgo. ¿Qué aporto yo al grupo entonces? Antes pensaba que si gritaba, metía mierda o hacía que la gente cerrase filas entorno a mí, conseguía unidad en el resto del grupo. Ahora creo que no sirvo para nada. ¿Que se ne da bien?¿Que doy de mi o puedo dar de mí en una amistad? Ojalá algún día sepa reconocer lo bueno que tengo en mí mismo y dejé salir a ese verdadero Ángel que llevo dentro. Ese chico tímido, sentimental, luchador incansable, amante de la lectura y de las películas, amigo de sus amigos y muchas otras cosas más. La tercera y última razón es que como vivo pasivamente, sin hacer nada, no ceso de comerme la cabeza intentar dar razones a cosas que no las tienen o intentando entender aquello que simplemente pasó y ya no tiene importancia, como que me consideren un ladrón o un cabrón que nada más que he hecho que joder. 

Por último, debo agradecer a toda la gente que hoy está a mi lado, tanto de Gijón como de Ávila, por todo el apoyo dado, que me dan y el que me darán.  Creía que estaban contra mí, pero ahora me doy cuenta que lo único que pretendían era ayudarme a ser mejor persona, diciéndome crudamente las verdades tal y como son a pesar del dolor que ello me pueda causar. Me impresiona sobre todo el saber que he defraudado a muchos de ellos, que les he hecho grandes putadas y que me crean un ladrón o un cabrón, pero a pesar de todo ello sigan estando hay como si nada con la misma sonrisa de siempre. En eso, son mucho mejores que yo porque jamás actuaría de esta forma, pues si de veras creyese que una persona me ha robado o ha sido un cabrón no la volvería a dirigir la palabra. 

¿Y ahora que? Volver a empezar y a trabajar incansablemente. Sólo espero que la gente que ha estado a mi lado durante este tiempo y a la que haya defraudado se una a este nuevo proyecto de vida y pueda contar con su ayuda y su colaboración. 

Un fuerte abrazo a todos. 

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