Hola chic@s, hoy escribo tarde mal y nunca porque hace aún poco rato que llegué a Gijón y a mi casa después de pasar una tarde en Avilés, una villa asturiana que aparece en la foto.
Iba a conocer una parte de mi mundo abulense en Asturias y a enfrentarme con él. Con decisión, durante estas últimas semanas, me metí en internet y en redes sociales buscando algo de la OFM y jóvenes en Asturias. Y si que lo hay, pero en Avilés. Allí estuve esta tarde en la Iglesia de San Antonio en misa y en la novena. Toda una experiencia.
Avilés me trae buenos recuerdos de cuando era un "guaje" que salía todos los fines de semana haber si pillaba algo. Eso fue con 16 o 17 años y aquí me veis con mis 23 tacos virgen y sin compromiso alguno, salvo aquella hondureña que se llevó mi corazón y mi dinero. Por esta ciudad, salíamos los tres amigotes: Rubén, Javier y yo. La gran pandilla de aquellos tiempos.
Cuando me subí al FEVE, ya rememoraba aquellos tiempos. Me acuerdo de ese recorrido que antaño se me hacía interminable estación por estación parando en los pueblos asturianos más típicos como Candás y Arriondas. Así las cosas llegué a Avilés y al subir las escaleras y bajar otras después me acordaba como corría en ese pasador de vías corriendo con la lengua a fuera para llegar a tiempo de coger el tren para llegar a la hora que tenía que estar en casa. Me acuerdo de los chungos que íbamos viendo tiendas de ropa de surfista y de chulo, que yo nunca me llegué a poner. En fin grandes y muy buenos recuerdos. Antes la distancia física y ahora la distancia emocional y sentimental nos han separado.
Respecto a los franciscanos que decir, pues que son muy buena gente. Luis, Jose, Elena, Patricia, Maite, Zule, Arra, Alberto y el resto de gente de la provincia. Hace ahora un año que algunos me conocéis en gran profundidad, mientras que otros hace más que me lleváis aguantando. Junto a vosotros, me sentí libre como jamás lo había hecho nunca. Cuando asistí al retiro y APJ en Arenas, conocí un montón de gente a los cuales en su mayoría no recuerdo ni sus nombres, para que os voy a engañar. Me aceptasteis tal y como soy, incluso con mis ronquidos, y me abristeis los brazos de par en par, acogiéndome como uno más.
Ahora comienza una nueva etapa de este mundo en Avilés que espero que este llena de alegría y de satisfacción sin igual, en el que algo me dice que voy a encontrar la misma paz y armonía que con vosotros a pesar de que la dichosa gymkana misionera me hiciera perder los papeles y las formas y ser causa de uno de mis mayores enfrentamientos con una personilla, jejeej. Bueno pues eso chicos que hoy me he acordado mucho de vosotros.
Os pongo este vídeo que representa como me sentía cuando salía por Avilés. Creía que tenía el mundo a mis pies y que yo era dueño y señor de todo. No tenía miedo de nada y me atrevía a todo, incluso yo creo que podría haber "metido fichas" a alguna chiquita. Quizás en parte debería recuperar esa actitud.
Un fuerte abrazo y ser felices. Os quiero y AVERROSADO también.

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