lunes, 10 de octubre de 2011

¿Cómo hablar?

Hola amig@s, digo estoy por decir algo la verdad. La verdad es que hace mucho tiempo que no me brilla la luz en los ojos y que no soy feliz. Todavía me acuerdo cuando estaba en el Colegio Mayor lo bien que estaba y lo bien que me lo pasaba. Iba de fiesta y me olvidaba de todo. Entonces sabía relajarme e ir a la importante. Pasaba de todo y de todos. Me daba igual lo que aconteciera en Asturias porque yo allí estaba con mi verdadera familia. 

Entonces ocurrió lo inesperado. Mi mundo en Ávila empezó a tambalearse, llegaron las amenazas y las broncas  hasta que entrando en tiempo ese mundo lleno de colorido y de tonalidades terminó por desaparecer. Empezó un nuevo curso con ellos presentes y se rompió toda esa armonía o quizás más bien hacía tiempo que ya se había roto y vivía con su apariencia. En ese momento, no pude salir ni hacer nada. Estaba encerrado y NADIE me vino a ver ni a saludar ni a decir esta boca es mía. Pero bueno me dio exactamente igual. Ya sabéis como soy yo y es que ante las adversidades me hago grande y fuerte. 

En ese momento me sobrepuse y tiré para delante como pude. Llegaron crisis como la promesa de que iba a ser alguien y de iba a tener una importante responsabilidad en la jmj. Y ya ves tú que lo único que hice es estar a las órdenes de dos personas, trayendo y llevando de un lado para otro a los peregrinos. Para esa minucia me quiso la organización y a ello me dediqué, aunque para ello tuviera que malgastar mis recursos y mis competencias, tirando mis dones por la borda. Total eran inútiles a lo único que me importa en esta vida que es la Diócesis de Ávila.

Y así continuo la vida hasta que el pasado 18 de Septiembre me quitaron lo que más quería: Ávila de los Caballeros. Desde entonces, no soy el mismo. No quiero estar aquí y jamás me conformaré. Quiero vivir todos los días de mi vida hasta el día en el que muera en Ávila. Quiero casarme y tener hijo, nietos y bisnietos en Ávila y quiero ser enterrado en esta ciudad. Aquí es donde encontré la verdadera paz en mi vida y la que nunca jamás tendré en esta ciudad. 

No estoy bien. Ayer algo se apoderó de mí. No era yo mismo. Jamás me había visto así. Parecía como un loco de estos que están en los psiquiátricos y que salen en las películas. Poco más y me sale espuma por la boca. Empecé a pegar, a morder, a insultar y a faltar al respeto. Grité como si me estuvieran matando. Casi me tienen que pegar una torta y darme una paliza para que me tranquilizará.  Eso jamás me paso en Ávila. 

Ahora os dais cuenta de las consecuencias de vivir en mi familia. Con ellos jamás estaré bien y no seré feliz en ninguna circunstancia. Quiénes me conocéis sabéis que soy muy diferente estando al lado o no de ellos.

Tengo miedo de acabar siendo como ellos quieren que sea o de hacer alguna tontería.

Necesito ayuda.

Ángel

No hay comentarios:

Publicar un comentario